El termino
“terrorista” es de uso ideológico por aquéllos gobiernos que pretenden negar la oposición política de las
FARC al modelo capitalista impuesto por los
Estados Unidos de Norteamérica y el
Fondo Monetario Internacional para
Colombia.
Al decir terroristas se pretende quitarle valor político a un legítimo movimiento guerrillero que surgió por la represión política del gobierno hacia el
partido comunista y comunidades campesinas.
Las
FARC son un autogobierno, controlan una importante zona de
Colombia, por ello las quieren denominar
“terroristas” para no mostrar que son una forma de
“poder popular”. Se trata de reducirlos al calificativo de delincuentes para poder destruirlos mediante un genocidio masivo.
Hasta hoy las
FARC son consideradas
terroristas solo por
Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Colombia, Perú y la
Unión Europea. El resto del mundo no las considera terroristas, aunque lo que más vale es la opinión de los países de la región,
Latinoamérica, que no las consideran terroristas, a excepción de
Colombia y
Perú.
El más grave incidente en la relación diplomática de
España con
Venezuela según la gran prensa de
Madrid, ha surgido por causa del
terrorismo internacional,cuando la
Audiencia Nacional española ha dado a conocer indicios a la prensa mundial de la cooperación del gobierno del presidente
Chávez con las organizaciones terroristas
ETA y
FARC.
El Gobierno español a través de su presidente
Rodríguez Zapatero exigió al Presidente venezolano que explique la denuncia que lo vincula con
ETA y las
FARC e instruyó a su canciller,
Miguel Ángel Moratinos, a proceder. La justicia española indicó que miembros de la
ETA han dado cursos sobre terrorismo en la selva venezolana, sobre técnicas de manejo de explosivos, en respuesta la
ETA se comprometía a atentar contra personalidades colombianas incluyendo figuras como el ex presidente
Pastrana, la ex embajadora en
España y ahora candidata presidencial,
Noemí Sanín, el también precandidato presidencial y ex alcalde de
Bogotá, Antana Mockus.
En la toma de posesión del nuevo presidente de
Uruguay, el presidente
Chávez negó las acusaciones y las calificó de
“rezagos de un pasado colonial”. Ahora lo importante es la transparencia y la documentación en las afirmaciones y negaciones de uno y otro Gobierno sobre este hecho enmarcado en el terrorismo internacional, que todos los pueblos y gobiernos democráticos rechazan y condenan.
Aclara la gran prensa que la comunidad mundial y todos los Estados democráticos mediante el derecho han tratado de condenar y reprimir el
terrorismo, más de trece convenios internacionales ha aprobado la
ONU en la lucha contra este mal, incluso creó una unidad especial denominada
Comité contra el Terrorismo. Entre otros convenios mundiales el de 1997 para la represión de atentados terroristas, y el de 1999 para la represión de la financiación del terrorismo. En nuestra región el 3 de junio de 2002 la
OEA aprobó la
Convención Interamericana contra el Terrorismo.
En todos estos instrumentos jurídicos existe el compromiso de la cooperación entre los Estados y la lucha frontal contra cualquier manifestación del mismo, con la obligación de prevenir, controlar y fiscalizar esta nueva guerra asimétrica. Desde los atentados del 9 de septiembre de 2001 la legislación nacional e internacional y la responsabilidad de los Estados es mayor en esta materia, por el carácter complejo, dinámico y multifactorial de este delito, vinculado a la delincuencia organizada, al tráfico de drogas y a la corrupción que desembocan en el financiamiento del mismo con la legitimación de capitales.
El
terrorismo es la utilización de la violencia con fines políticos, sin distinguir entre víctimas civiles y militares y buscando el efecto mediático. Aunque el
terrorismono fue incluido entre los tipos de delito catalogados por la
Corte Penal Internacional, en el
Tratado de Roma de 1998 porque no se llegó a un consenso sobre su definición, todos los gobiernos lo consideran un grave crimen contra la humanidad. Desde 1937 ya fue considerado como tal en la
Convención sobre
Prevención y
Castigo del Terrorismo y el mismo está contemplado en los
Convenios de Ginebra de Derecho Internacional Humanitario de 1949 y sus dos protocolos de 1967, documentos estos y los de la
ONU, la
OEA y la
Unión Europea que obligan tanto a
España como a
Venezuela porque los han firmado y ratificado.
Como todo delito el
terrorismo tiene sus tres elementos víctimas, armas e intención de cometer un crimen. En el caso de la
ETA y las
FARC ambas organizaciones están catalogadas tanto en el ámbito europeo como americano de terroristas.
Recientemente asistimos en
San Remo, Italia, al seminario
Terrorismo y Derecho Internacional, Desafíos y Respuestas, donde observamos la firme actitud de condena y repudio además de la necesaria cooperación del mundo Occidental, de las naciones del
Lejano Oriente y de los países del
Medio Oriente frente a esta nueva expresión de la política y de la violencia, que como lo decía en esa oportunidad la alta comisionada para derechos humanos de la
ONU, Mary Robinson, el terrorismo llena de sombras el futuro de la humanidad e invocaba la resolución 1.363 del
Consejo de Seguridad de la ONU que constituye una importante referencia para la prevención y castigo del
terrorismo por parte de los Estados, y de las organizaciones regionales y mundiales.
La prensa española señalaba que
Venezuela estaba en deuda jurídica y política por no haber convertido en leyes nacionales los tratados y convenios internacionales en esta materia y por dar muestras equívocas como en los casos de la guerrilla colombiana y la
ETA.
Ahora el juez español
Garzón recientemente ha visitado
Buenos Aires, en cualquier momento ha de hacer otro tanto con
Venezuela, quizás intente convencer al líder de la Revolución Venezolana
Hugo Chávez de condenar a las
FARC de organización
terrorista.
El sábado 12 de enero de 2008
Chávez reclamaba que las
FARC sean reconocidas como
“fuerzas insurgentes que tienen un proyecto bolivariano”; lo que provocaba un duro rechazo de
Colombia.
Un día después de la liberación de
Clara Rojas y de
Consuelo González Perdomo, el presidente venezolano,
Hugo Chávez, exigió a los países del continente y a
Europa que las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y el
Ejército de Liberación Nacional ELN, no sean más calificados como
“terroristas” sino como
“fuerzas insurgentes”.
El pedido de
Chávez abrió una nueva polémica con el gobierno colombiano, que a pesar de haber agradecido al mandatario venezolano su papel en la liberación de los rehenes, afirmó que
“por ningún motivo” acepta la posibilidad de que se le levante a la s
FARC al calificativo de
“grupo terrorista”.
“Señor presidente de Colombia Álvaro Uribe, quisiera retomar con usted el diálogo, pero en un nuevo nivel. Le pido que comencemos reconociendo a las FARC y al ELN como fuerzas insurgentes de Colombia y no como grupos terroristas”, afirmó el presidente venezolano en un discurso pronunciado ante la
Asamblea Nacional.
“Las FARC y el ELN no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia”, destacó.
Chávez señaló que su gobierno reconoce a esos grupos
“como fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano, que aquí es respetado”y que la calificación de terroristas se debe a
“la presión de Estados Unidos”.
Las palabras de
Chávez llegaron casi como una respuesta a un discurso pronunciado por
Uribe el día anterior, en el que afirmó que su gobierno
“va a ganar la batalla contra el terrorismo”. En la misma línea que el presidente venezolano, el secretariado de las
FARC declaró a través de un comunicado:
“Somos una fuerza beligerante a la espera de ser reconocida por los gobiernos del mundo. Este paso allanaría el tortuoso camino del pueblo de Colombia en busca de la paz”.
“Nuestra lucha es legítima. Nuestro padre, el Libertador Simón Bolívar, nos enseña que, cuando el poder es opresor, la virtud tiene derecho a anonadarlo”, añadió el secretariado de la guerrilla.
Las
FARC, que cuentan con unos 17.000 combatientes, y el
ELN, con unos 5000, figuran en la lista de organizaciones terroristas confeccionada en los
Estados Unidos, lo que implica el congelamiento de fondos y activos.
La
Unión Europea, también calificó como terroristas a las
FARC en 2002, al considerar que las organizaciones guerrilleras no luchan por ideales de justicia social. Esto implicó la prohibición europea de todo apoyo financiero y reconocimiento a los rebeldes, quienes están acusados de estar involucrados en gran escala en el tráfico de drogas, el secuestro y los ataques a civiles.
Las
FARC no aplican el terror ni individual ni colectivamente.
En estos precisos es una necesidad que la comunidad internacional analice la calificación de las
FARC como una organización
“terrorista”. Su inclusión en esta
“lista” fue hecha por presión del primer estado terrorista del mundo,
Estados Unidos. Y ello no se compadece con la realidad.
La
Unión Europea, especialmente, debe mirar objetivamente reconsiderar, su posición respecto de las
FARC. Los hechos de las
FARC son serios y están al escrutinio de todo el mundo.
Las
FARC nacen en 1964 como respuesta a la violencia desatada desde el estado colombiano en aplicación del
Plan LASO Latin American Security Operation, un plan similar al
Plan Colombia, y desde entonces su primera bandera es la paz entre los colombianos. Su seriedad respecto del Intercambio Humanitario o Canje de Prisioneros de Guerra, una acepción más real, ha sido clara, diáfana, categórica.
En un país en guerra, guerra del Estado contra el pueblo, el pueblo desarrolla sus formas de resistencia, entre ellas la guerrilla de las
FARC, y en esa guerra fratricida e impuesta, ha habido, hay y habrá muertos de parte y parte. Esa es la dolorosísima realidad. En esa guerra contra el pueblo participa todo el estado: poder ejecutivo, ordena la guerra todos los días, poder legislativo, legisla para la guerra, crea impuestos para la guerra, y el judicial, que penaliza y desaparece el delito político.
Todos son actores de la guerra englobados en una de las partes: el Estado. El estado pretende continuar aplicando sus doctrinas de guerra para ellos continuar gobernando y aplicando políticas que sólo favorecen sus intereses, hay que ver el estado en que viven las comunidades en Colombia: indigencia, pobreza, miseria, falta de salud, de educación, servicios públicos, etc, en tanto la oligarquía se enriquece: solamente durante los tres primeros años de la administración de
Álvaro Uribe, los dos grandes oligarcas de
Colombia, Julio Mario Santodomingo y
Luis Carlos Sarmiento Angulo, triplicaron sus fortunas!
El pueblo, por su parte, desarrolla sus formas de resistencia, incluida la creación de formas armadas, las guerrillas. Las
FARC tienen un programa que establece como su objetivo la
“toma del poder” y una estructura de mando que responde a las orientaciones del
Secretariado Nacional. Sus acciones militares tienen siempre consideración política y su realización depende de consideraciones políticas.
Las
FARC no son un grupo terrorista porque no aplica el terror ni individual ni colectivamente. Si aplicara el terror individualmente hubiera matado quién sabe a cuántos politiqueros tradicionales liberales y conservadores, que han orientado masacrar a todo tipo de oposición y de los luchadores populares a través de los
militares, narcoparamilitares. Si las
FARC fueran terroristas, tengan la seguridad, la oligarquía ya hubiera sentido en su carne la mordedura del plomo de la insurgencia.
Pero fiel a sus principios
marxistas, las
FARC condena el terror como forma de accionar político, militar y no lo aplica contra la oligarquía,
narcoparamilitares
Sus acciones van dirigidas a golpear a las fuerzas
militares, y, obligados por las circunstancias de la guerra, en ocasiones captura a miembros de las fuerzas militares. Pero, hay que tenerlo siempre presente, no es su principal forma de accionar.
Esta semana el nuevo presidente de
Colombia, Juan Manuel Santos le pide a
Brasil que califique a las
FARC como terroristas ç
El mandatario señaló, en una entrevista a un diario brasileño, que le pidió al presidente
Lula que rechace cualquier posibilidad de que esta guerrilla exponga sus posiciones en foros regionales.
El presidente
Santos aseguró que la mejor forma como
Brasil puede ayudar a encontrar una solución para el conflicto en
Colombia es declarando a las
FARCcomo grupo terrorista.
“Ese es un problema interno de Colombia. Brasil puede colaborar colocando a las FARC en su debido lugar, es decir, calificándolo como grupo terrorista”, afirmó
Santos en entrevista publicada este jueves por el diario
Folha de Sao Paulo.
“La única forma en que podemos abrir algún diálogo con ellos las FARC es si abdican de las acciones terroristas”, agregó.
Santos, que escogió
Brasil como destino de su primer viaje al exterior desde que asumió la Presidencia el 7 de agosto, afirmó que uno de los objetivos de su visita fue pedirle al presidente brasileño,
Luiz Inácio Lula da Silva, que rechace cualquier posibilidad de que las
FARC exponga sus posiciones en foros políticos regionales.
“No creo que la Unasur, Unión de Naciones Suramericanas, sea un foro adecuado para escuchar grupos terroristas”, afirmó
Santos al referirse a la petición de las
FARC para que sean escuchadas por el organismo de integración regional.
Brasil se ha negado en varias oportunidades a calificar a las
FARC como grupo terrorista supuestamente para no quedar inhabilitado en un posible intento de mediación entre el Gobierno colombiano y esa guerrilla.
Tras el encuentro que tuvo el miércoles con Santos,
Lula, en una aparente alusión a las
FARC, aseguró que
“nada justifica el terrorismo como instrumento de lucha política” y que
Suramérica “no es una región de conflictos, de revueltas o de censura”.
Poco antes, la candidata oficialista a la presidencia de
Brasil y favorita en todas las encuestas,
Dilma Rousseff, quien también se reunió con
Santos, dijo, al ser interrogada sobre las
FARC, que
“Brasil tiene una posición muy clara contra el narcotráfico y
Colombia lo sabe”.
Agregó que
Brasil no tiene
“por qué participar en algún diálogo con las FARC salvo que haya algún pedido de Colombia”, pues esa guerrilla es un
“problema interno” que debe ser resuelto por el Gobierno colombiano, en ejercicio de su plena soberanía.
En su entrevista a
Folha de Sao Paulo, Santos dijo igualmente que, pese a la buena voluntad manifestada por
Lula para ayudar a buscar una solución en las discrepancias entre
Colombia y
Venezuela, está
“manejando ese problema directamente con el presidente venezolano, Hugo Chávez”.
“En cuanto mayor buena voluntad mejor, pero vamos por un buen camino y espero que poco a poco pueda haber confianza mutua”, agregó el presidente colombiano, que calificó a
Venezuela como un socio comercial muy importante para su país.
Santos calificó sus relaciones con
Chávez como
“cordiales” y dijo que, aunque piensan de forma diferente sobre muchas cosas:
“respetamos nuestras diferencias y podemos tener relaciones cordiales”.
En el primero de los temas, la guerrilla fue asunto obligado. El mandatario brasileño fue enfático en afirmar que
“nada justifica el terrorismo como instrumento de lucha política”, algo que se puede interpretar como una referencia a las
FARC. Sin embargo, subrayó que enfrentar a ese grupo ilegal es un asunto
“interno de Colombia”.
Y quedó claro que solamente cuando nuestro Gobierno lo considere
“conveniente”, le pedirá a
Brasil que participe en un eventual diálogo.
“Todos los países, Brasil y el resto de los países de la región, rechazan el terrorismo, rechazan los métodos violentos para lograr objetivos. Y en eso, le agradezco mucho al presidente Lula y al Brasil esa posición, que ha sido clara y contundente”, respondió
Santos a las palabras de
Lula.
Al término de la reunión, que se realizó en el
Palacio Presidencial de Planalto, Santos volvió a lanzarle una sentencia a la guerrilla:
“Para que hablemos de diálogo, primero hay que ver una voluntad real por parte de las FARC, que no la hemos visto hasta ahora”.
Estos pronunciamientos se dieron diez días después de que esta guerrilla expresó su intención de asistir a una asamblea de la
Unión de Naciones Suramericanas Unasur, para exponer su visión del conflicto.
Tras la firma de los acuerdos,
Lula encabezó un almuerzo en homenaje a
Santos en el
Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería brasileña. Allí resaltó la importancia de la fraternidad en la relación bilateral y su total respaldo en la lucha colombiana contra el terrorismo.
“No somos más una región de conflictos, de revuelta, de censura. Brasil es solidario con el pueblo colombiano en su lucha por la paz y contra la violencia”, enfatizó.
Y
Santos respondió:
“Creemos firmemente en la unidad y la confraternidad latinoamericana, que son el imperativo de nuestros tiempos. Tenemos que apostar por esa unidad, que debe estar por encima de cualquier diferencia ideológica o política”.
En la tarde,
Santos se reunió con el presidente del
Senado de Brasil, José Sarney y visitó el
Supremo Tribunal Federal.
El presidente
Juan Manuel Santos se reunió ayer, durante 25 minutos, con la candidata del
Partido de los Trabajadores, el mismo de
Lula, Dilma Rousseff.En el encuentro abordaron temas de cooperación, control policial en la frontera y biodiversidad, principalmente.
Rousseff lidera las encuestas de intención de voto en
Brasil de cara a las elecciones presidenciales que se llevarán a cabo el 3 de octubre.
Tras el encuentro, la ex jefe de gabinete del presidente
Lula, dio unas declaraciones a la prensa en las afueras de la
Embajada de Colombia en
Brasil, en las que calificó la reunión como
“muy significativa”.
La aspirante presidencial también se refirió a las
FARC y dijo que su país tiene una
“posición clara, y es que estamos en contra del narcotráfico”.
“Si Colombia solicita la presencia de Brasil en cualquier diálogo de paz, Brasil participará”, dijo.
Paralelo a esto, la candidata también destacó que
Colombia y
Brasil comparten, en el
Amazonas, uno de los territorios con mayor biodiversidad del planeta.
“Compartimos una frontera y la cooperación policial allí es crucial”, destacó.
Santos tiene previsto encontrarse hoy con los otros dos candidatos a la Presidencia:
José Serra, del
Partido de la Social Democracia Brasileña, y
Marina Silva, del
Partido Verde.
En Colombia mientras tanto la guerra continúa y la ofensiva de las FARC no se detiene ni un solo día. Sin acceder a los partes de guerra de las FARC y el ELN, la gran prensa colombiana se ve impedida de dar cuenta de algunas de las acciones más contundentes de los insurgentes. El diario El Tiempo de Colombia da cuenta hoy que dos militares muertos y uno desaparecido dejan combates contra las FARC en Norte de Santander
Los hechos ocurrieron en el corregimiento
Los Alpes, en
Salazar de
Las Palmas.
Tropas del
Batallón Grupo Mecanizado Hermógenes Maza se enfrentaron a guerrilleros del frente 33 de las
FARC.
Fuentes de la
Brigada 30 del Ejército informaron que los muertos fueron dos soldados profesionales, mientras que el desaparecido es un suboficial.
Al parecer, los militares realizaban operativos de registro y control en la zona cuando fueron atacados por los subversivos.
Se espera un informe oficial del Ejército para determinar la identidad de los soldados muertos y del desaparecido.
Otros cinco policías muertos y tres heridos por emboscada en Caquetá
El ataque, que fue atribuido a las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, y es el más grave desde que el oficialista
Juan Manuel Santosasumió el 7 de agosto la presidencia en reemplazo de
Alvaro Uribe, se produjo cerca al municipio de
Doncello, en el departamento del
Caquetá.
“En momentos en que se desplazaba una patrulla de la Policía Nacional, resultó emboscada por un artefacto explosivo, el vehículo resultó incinerado y cinco policías murieron y tres resultaron heridos”, dijo el gobernador encargado del
Caquetá, Edilberto Ramón Endo.
La región en donde se produjo el ataque es una de las zonas en donde las
FARC, consideradas una organización terrorista por
Estados Unidos y la
Unión Europea, resisten la ofensiva de las
Fuerzas Militares y mantienen una considerable presencia.
El departamento del
Caquetá está en una región selvática del sur del país, considerada estratégica, para los rebeldes que luchan por imponer un sistema socialista en este país de más de 44 millones de habitantes con marcadas diferencias entre ricos y pobres.
Aunque
Uribe lideró desde el 2002 una ofensiva militar apoyada por
Estados Unidos que obligó a los rebeldes a replegarse a apartadas zonas selváticas y montañosas, las
FARC aún mantienen presencia en remotas áreas y su capacidad de golpear a las
Fuerzas Armadas.
Santos, quien fue ministro de Defensa de
Uribe y dirigió importantes golpes militares y políticos contra la guerrilla como el bombardeo en el que murió el líder rebelde
Raúl Reyes y el rescate de la ex candidata presidencial
Ingrid Betancourt, ha prometido mantener la ofensiva contra las
FARC.
El actual mandatario ha condicionado el inicio de un diálogo de paz con los rebeldes a que liberen a los secuestrados, suspendan sus hostilidades y comuniquen públicamente su voluntad de deponer las armas.